SANTAFERIA ESTRENA “PASIÓN Y LOCURA” CELEBRANDO LA CULTURA FUTBOLERA Y
El Real Madrid asume el fin de ciclo
El club descarta la destitución de Zidane tras caer contra el Alcoyano, pero fija el verano para zanjar el postergado relevo generacional que llevó a la emigración de talento joven.
Si el viejo marxista Antonio Gramsci se enfrentara al paisaje posterior al descarrilamiento del Real Madrid en Alcoy, encontraría que ya tiene escrito un adagio para resumirlo: “El viejo mundo muere, el nuevo mundo tarda en aparecer, y en ese claroscuro surgen los monstruos”. Las transiciones de los ciclos gloriosos a los siguientes nunca han sido indoloras en el fútbol y resultan especialmente complejas en manos del mismo entrenador. En el Atlético, por ejemplo, pese a la insistencia de la cúpula, Simeone retrasó la jubilación de su vieja guardia hasta que se consumieron sus contratos.
En el Madrid, Zidane ha regresado una y otra vez a las certezas de sus pretorianos mientras en las oficinas se firmaban contratos con el futuro que enseguida derivaban en despachos al exterior: Theo, Marcos Llorente, Ceballos, Achraf, Reguilón, Brahim, Jovic, Odegaard… Llegaron, o estaban ya en Valdebebas, entraron en la rueda de Zidane y salieron expelidos.
En los despachos, lamentan que el entrenador no les diera oportunidades suficientes para que terminaran de hacerse y pudiera comprobarse su grado de aptitud. Desde su posición en el banquillo, Zidane se defendió el martes, la víspera del partido contra el Alcoyano, con los ecos de la reciente cesión de Jovic al Eintracht Fráncfort: “Es fácil decir que la culpa la tengo yo”, dijo. “Lo que tienes que hacer es, cuando estás dentro, mostrarte, con la competencia que hay, que es fuerte. Pero la culpa no es del entrenador. El jugador tiene que demostrar”.
La auditora KPMG publicó hace unos días un informe que respalda parte del lamento de Zidane. Entre las de los campeones de las ligas europeas, la plantilla del Real Madrid es la que más valor ha perdido durante el último año, un 25%. Y su futbolista más valioso es Casemiro, un mediocentro defensivo, algo insólito en el club del oropel y los galácticos.
Ya antes del final del lustro de las cuatro Champions, Florentino Pérez comenzó a mover los recursos hacia el relevo generacional. Zidane ha estado al cargo de ejecutar ese plan en dos épocas, la que murió en la final de Kiev en 2018, y la actual. Pero en ambas, acuciado al mismo tiempo por la permanente exigencia de triunfos de la institución, ha reculado enseguida a las posiciones seguras de los veteranos: todavía fueron capaces de ganar la Liga el verano pasado.